1.- Dieta de eliminación y reintroducción
Consiste en eliminar un cierto alimento durante cierto tiempo y comprobar si existe una mejora. Luego se vuelve a reintroducir el alimento y se comprueba que hay un empeoramiento. En ese caso, se tiene la certeza que el alimento es perjudicial.
El problema de esta aproximación es que hay que tener suficiente fuerza de voluntad para eliminar un cierto alimento, sobretodo teniendo en cuenta que los alimentos a los que existe una intolerancia crean también una dependencia con el consecuente síndrome de abstinencia cuando se evitan.
El tiempo de evicción de un alimento para empezar a notar resultados depende del tipo de enfermedad y de la persona. Para alergias y transtornos digestivos el tiempo suele ser bastante corto, de una semana, pero para enfermedades crónicas inflamatorias se suele necesitar un período de prueba de unos 3 meses, y hasta 6 meses para neurológicas.
Este tipo de prueba es particularmente adecuado para los niños pequeños y bebés, de esta forma podemos evitar tener que pincharlos.
De la misma forma, en la fase de reintroducción se puede dar el caso que al principio no se presente ningún síntoma, pero después de unos cuantos meses de estar tomando de nuevo el alimento en cuestión vuelvan a aparecer los síntomas. Esto es debido a que los anticuerpos han disminuido durante la fase de eliminación, y a continuación van aumentando gradualmente durante la fase de reintroducción, y hasta que no llegan a una cantidad suficiente para provocar síntomas la intolerancia pasa inadvertida.
Así que idealmente, se debería hacer la dieta de eliminación/reintroducción con un sólo alimento a la vez, y con un espacio de unos 3 meses de media para cada uno. Es decir, 3 meses de tiempo de eliminación de un alimento, más 3 meses de reintroducción del mismo. A continuación, se hace el mismo proceso con un alimento diferente. Como se puede imaginar, este proceso resulta muchas veces inviable.
Como se ha mencionado, la reacción con la introducción de un alimento puede tardar cierto tiempo (semanas o meses) en empezar a manifestarse después de un tiempo de eliminación, pero cuando lo hace, la reacción se produce poco tiempo después de su ingestión, normalmente de unas horas a máximo 2 días. Aunque los efectos de un alimento pueden tardar varios días más en manifestarse. Por ejemplo, el tiempo desde la ingestión de azúcar hasta el desarrollo de lombrices intestinales acostumbra a ser de unos 5 a 7 días.
Las pautas que recomiendo seguir durante la reintroducción son las siguientes:
1.- Empezar la reintroducción muy lentamente, con dosis pequeñas del alimento, por ejemplo, una cucharadita.
2.- Esperar 2 días si se produce una reacción. Si no hay reacción, entonces aumentar gradualmente la cantidad del alimento y esperar 2 días más.
3.- Cuando se ha llegado a una cantidad normal del alimento, y no ha habido todavía reacción, continuar tomándolo pero sólo 1 o 2 veces a la semana. Tomar esta precaución durante 3 meses al menos.
4.- En este estadio, se puede reintroducir otro alimento de la misma forma.
5.- Evitar tomar durante el mismo día dos alimentos sospechosos de crear una reacción, dejar 2 días de espacio entre dos alimentos sospechosos. De esta forma, se pueden reintroducir hasta 3 alimentos diferentes durante 3 meses.
6.- Si existe una reacción, identificar qué alimento sospechoso fue el último que se tomó. Volver a eliminar ese alimento para comprobarlo.
7.- Pasados los 3 meses de reintroducción de un alimento sin problemas, se puede aumentar la frecuencia de la toma de éste si se desea. Continuar vigilando, de todas formas, durante un cierto tiempo, 1 mes por ejemplo, si no hay reacción al aumentar la frecuencia.
8.- Una vez se está seguro que el alimento se tolera sin ningún problema, se puede pasar a introducir otro alimento diferente.
Puede ser útil también seguir un diario donde se apunta todo lo que se come cada día y el estado de salud.
Para cada persona se puede recomendar un ritmo diferente: para la fase de eliminación, en algunas personas es mejor empezar eliminando todos los alimentos sospechosos de golpe desde el principio, en otros casos es mejor ir eliminando poco a poco uno a uno los alimentos sospechosos. Y para la fase de reintroducción en algunos casos se intuye que se podrá ir más rápido, sobretodo cuando la cantidad de alimentos que se ha tenido que eliminar es reducida y las enfermedades que desatan son leves, y en otros casos se irá más lentamente, sobretodo cuando las enfermedades asociadas son graves y hay una gran cantidad de intolerancias.
2.- Dieta de provocación
Se trata de aumentar muy lentamente la cantidad del alimento sospecho y observar si guarda relación con los síntomas, de forma que se experimenta un empeoramiento de los mismos.
Puede ser peligroso en ciertas enfermedades agudas. Pero puede ser la única opción si resulta imposible conseguir eliminar el alimento para hacer la prueba de eliminación/reintroducción.
3.- Análisis médicos de intolerancias
Existen diversos análisis de intolerancias alimentarias: sanguíneas de anticuerpos para intolerancias inmunitarias; respiratorias para los azúcares como la lactosa, sacarosa y fructosa; heces para el desequilibrio de la flora intestinal; urinarias para los péptidos opioides del gluten y la caseína, etc. Para saber más consulte esta página.
El inconveniente es que no se suelen encontrar todas las intolerancias, la ciencia no está suficientemente avanzada. A estas intolerancias que no se pueden encontrar con análisis se les llama “sensibilidades alimentarias”. Se conoce que existe la intolerancia porque la persona mejora al evitar el alimento, pero no aparece en ningún análisis una reacción de ningún tipo (inmunitaria, bacteriológica, enzimática, etc.)
En la mayoría de los casos los análisis suelen encontrar las intolerancias más importantes, pero luego, es la persona la que debe continuar investigando los detalles de cuál debe ser su alimentación.
4.- Terapias energéticas
Existen muchas terapias energéticas para detectar bloqueos energéticos a diferentes alimentos: la quinesiología, el método NAET, bioresonancia, etc. Son métodos que requieren mucho tiempo, ya que se testea pocos alimentos en cada sesión, suelen encontrar algunas intolerancias, pero considero que los análisis médicos son más precisos, fiables y rápidos. En contrapartida, durante la misma sesión, se realiza un tratamiento para intentar sanar este bloqueo energético. Antes de probarlo, os aconsejo hablar con alguna persona que haya seguido el tratamiento. Personalmente, mi duda es si se trata de un método natural que, al igual que la medicina convencional, sólo “apaga” las señales de alarma que el cuerpo envía indicando que existe un problema, pero la causa real del problema sigue allí.
La ventaja es que no es invasivo, por lo que es interesante para los niños.
1.- Tiempo de tránsito intestinal
El tiempo del tránsito intestinal, desde la ingestión del alimento hasta que llega al ano, puede diferir mucho dependiendo del tipo de comida y de lo rápido o lento que sea el tránsito intestinal de la persona. La carne tarda mucho más tiempo en digerirse que los carbohidratos, y éstos más tiempo que la fruta y la verdura. Se puede considerar que normalmente para una comida que contenga verdura, carbohidratos y proteínas, se tarda entre 12 y 24 horas, pero en algunas personas, sobretodo las mujeres, puede llegar a las 48 horas. Así que la reacción a una comida puede tardar más de 2 días en producirse.
Pero los efectos de un alimento pueden tardar varios días más en manifestarse. Por ejemplo, el tiempo desde la ingestión de azúcar hasta el desarrollo de lombrices intestinales acostumbra a ser de unos 5 a 7 días.
2- Intolerancia a substancias
Las intolerancias pueden deberse a ciertas substancias presentes en varios alimentos, por ejemplo, a la histamina presente en el pescado, cerdo, algunas frutas y verduras, todos los productos fermentados (carne, verduras, leche, etc), chocolate, marisco, etc. Otro ejemplo sería cuando debido una infección por levaduras, existe una intolerancia a todos los carbohidratos y azúcares, presentes en los productos lácticos, cereales, legumbres, frutas y frutos secos.
En otros casos, las intolerancias son tan específicas como a una cierta variedad de un alimento, por ejemplo, únicamente a las patatas rojas, o a las judías peronas.
También se puede tratar simplemente de la forma de cocción, por ejemplo, a los fritos, o al aceite utilizado para cocinar o para aliñar.
O también puede existir una alergia a alguno de los materiales que se utiliza en la cocina o en el envoltorio de los alimentos. Cabe destacar el aluminio, debido a que es uno de los adyuvantes en las vacunas, se puede ser hipersensible a este metal; y el mercurio, el metal pesado más tóxico, presente en el pescado azul grande, en las vacunas, amalgamas, termómetros rotos, algunas industrias, etc.
En cuanto a los tóxicos, afortunadamente el cuerpo tiene la capacidad de eliminarlos. Pero debido a ciertas circunstancias, ciertas personas eliminan más difícilmente los tóxicos, o bien, desarrollan una hipersensibilidad a ciertos productos, sobretodo cuando la exposición es crónica. Identificar este tipo de intoxicaciones es realmente difícil. Incluso se puede tratar de una hipersensibilidad electromagnética. Existen también análisis para determinar una intoxicación o una hipersensibilidad a una substancia, pero a partir de entonces, encontrar la fuente es una tarea muy difícil, ya que nos encontramos envueltos de metales pesados en todas partes. En este artículo se exponen las principales fuentes de tóxicos y cómo evitarlos. A veces sólo hay una solución: ¡irse a vivir en una cabaña en el campo, criar su propia res y cultivar su verdura!
3.- Cantidad, frecuencia y combinaciones.
La intensidad de las enfermedades causadas por algunas intolerancias suelen depender de la cantidad y de la frecuencia del alimento ingerido durante la semana. También pueden surgir intolerancias debido a malas combinaciones entre alimentos. Así por ejemplo, es preferible evitar carbohidratos y proteinas en una misma comida. Y las frutas también es mejor tomarlas separadas de cualquier otro alimento.
4.- Adicciones-intolerancias
Normalmente, se desarrolla una adicción a los alimentos a los cuales se es intolerante. Al empezar la dieta de evicción de un alimento al que se es intolerante se suele producir un empeoramiento temporal al principio, el cual puede durar de unas semanas a meses, según la persona. Se trata del llamado síndrome de abstinencia y síndrome de extinción. Estos síndromes se explican a partir de varias teorías:
4.1. Algunos de los alimentos a los que se es intolerante, gluten y caseina principalmente, producen una dependencia ya que producen péptidos opioides que actúan como el opio o la morfina.
4.2. La intolerancia produce una inflamación, la cual se contrarresta con la producción intrínseca de endorfinas, que son las substancias del bienestar. Cuando la inflamación ya no existe, no hay producción de endorfinas, no hay sensación de bienestar.
4.3. Al evitar los alimentos intolerantes que alimentaban las bacterias indeseables del intestino, éstas se mueren de hambre, y al morir liberan gran cantidad de toxinas, las cuales producen el empeoramiento de los síntomas. Es el síndrome de extinción.
4.4. Las bacterias indeseables que se alimentan de los alimentos intolerantes envían señales al cerebro para que la persona continúe comiendo esos alimentos que las están nutriendo.
Como regla general, un alimento al que no se es intolerante no produce ningún efecto importante en la salud cuando se elimina. Por ejemplo, cuando dejamos de comer cierta fruta o verdura porque se acaba la temporada no se siente ningún empeoramiento ni mejora. En cambio, la mayoría de personas experimentan un impacto importante en la salud al poco tiempo de dejar de tomar cereales con gluten, productos lácticos, azúcar, café, chocolate, etc.
5.- Acabar con las adicciones-intolerancias
Acabar con las adicciones-intolerancias a la comida es muy difícil. Es habitual que cuando se eliminan los alimentos a los que un niño está adicto, entonces empieza a gustarle más otro tipo de comida, con lo cual se hace cada vez más fácil. Frecuentemente los niños sólo quieren comer carbohidratos, azúcares y lácticos, que suelen ser los productos a los que están adictos. Cuando se eliminan estos productos, los niños empiezan a aceptar sin problemas la verdura, fruta, carne, pescado, huevos, etc.
Las técnicas que se pueden utilizar para acabar con una adicción son variadas. En los niños simplemente la autoridad parental es suficiente, sólo requiere valor de parte de los padres. En los adultos es más complejo, normalmente se necesita ayuda de los familiares, y también el soporte de otro tipo de terapias psicoterapéuticas, hipnosis, PNL, etc.
6.- Intolerancias emmascaradas
Algunas intolerancias enmascaran otras. Así por ejemplo, la intolerancias a los cereales suelen provocar como consecuencia otras intolerancias a otros alimentos, como a las buenas grasas, debido a que la proliferación bacteriana derivada del exceso de carbohidratos inhibe también la correcta función del hígado y provoca una deficiencia en la digestión de los lípidos. Así que muchas personas creen tener una intolerancia a las grasas o aceites, cuando en realidad la causa puede ser una intolerancia a los cereales.
Muchas veces un cierto alimento no sienta bien y la causa no es el alimento en sí, sino otras circunstancias que hacen que haya una mayor sensibilidad a ese alimento. Los factores que influyen en ello pueden ser muy variados: el estrés, el cansancio, otras intolerancias alimentarias, pero también la forma en que ha sido cocinado, la calidad del alimento, el aceite, la grasa o la salsa que se ha utilizado, etc.
La mayoría de mis pacientes se compadecen de que al evitar el gluten empiezan a tener más problemas gastro-intestinales, mientras que el resto de problemas de salud, sean dolores, alergias, infecciones, etc., disminuyen ostensiblemente. No se conoce exactamente la razón, pero seguramente lo que sucede es que al eliminar el gluten el cuerpo se “despierta”, deja de estar “drogado”, y siente más fácilmente cuando otros alimentos son perjudiciales. Así por ejemplo, a veces las frutas empiezan a dar problemas digestivos, con hinchazón y gases, cuando anteriormente no sucedía. Seguramente también existía anteriormente una intolerancia a la fructosa, pero la persona no se daba cuenta.
7.- De las mayores a las pequeñas intolerancias
Se puede tardar varios años en encontrar toda la lista de alimentos intolerantes. Se empieza con las grandes familias: gluten, lácticos, frutos secos, huevos,… y después se van encontrando los pequeños detalles, por ejemplo, la manzana y la pera, la col roja, etc.
Cambiar con las rutinas diarias puede ayudar a encontrar intolerancias. Aprovechar los fines de semana, los períodos de vacaciones o viajes para comprobar si los síntomas cambian de intensidad: aumentan o disminuyen. Puede dar una pista de cuál es la causa o el origen de la enfermedad al que se está expuesto en la vida cotidiana y que es diferente durante las vacaciones.
8.- Progreso de las intolerancias
Una vez se han identificado las intolerancias, éstas pueden evolucionar a lo largo del tiempo, sobretodo si no se repara el intestino. Es lo que suele suceder al substituir, por ejemplo, el gluten que provoca la enfermedad celíaca por cereales sin gluten para celíacos como el maíz o el arroz. Después de cierto tiempo de tomar estos cereales aparece una intolerancia a éstos también. La explicación a este suceso es que las intolerancias, sobre todo las inmunitarias, aparecen debido al síndrome del intestino permeable (leaky gut), una condición en la que el intestino está “agujereado” y deja pasar a su través proteínas parcialmente digeridas, las cuales son identificadas como invasores por el cuerpo y activan las defensas. Así que la persona se vuelve intolerante a más y más alimentos con el tiempo. Así que es necesario reparar el síndrome del intestino permeable para acabar con las intolerancias, tomando ciertos alimentos terapéuticos como los alimentos lacto-fermentados, los caldos de carne y pescado, zumos de verduras y frutas, y quizás también ciertos complementos como probióticos y ácidos grasos esenciales.
9.- Intolerancias en niños
Si se trata de un niño enfermo, existe una doble problemática. Por un lado no es agradable tener que “pinchar” a un niño para hacer análisis de intolerancias, y por otro lado, los niños ofrecen una enorme resistencia a los cambios de alimentación, y más todavía si se trata de una adicción, cosa que acostumbra a pasar (a los azúcares, a los carbohidratos, a las sodas, etc). Los padres desearían conocer de antemano la dieta que le conviene a su hijo, tener la certeza que con el coste que supone cambiar la alimentación, la guerra que supone, va a valer la pena. Por desgracia, la ciencia de la nutrición no está suficientemente avanzada como para que el terapeuta-nutricionista pueda afirmar con seguridad el éxito de una dieta, pero existen ciertas dietas tipo que suelen funcionar para la mayoría de patologías que presentan los niños, avaladas por centenares de casos con éxito, como por ejemplo la dieta GAPS para enfermedades psicológicas y neurológicas. Siempre vale la pena probarlo.
A veces nos obcecamos en comer un cierto alimento porque creemos que es muy beneficioso para la salud, como por ejemplo, el mito de tomar mucha leche para tener mucho calcio. Resulta que si existe una intolerancia a la leche, el desarrollo de bacterias indeseables hará que todo ese calcio no se absorba, y al contrario, la leche está alimentando esas bacterias. De esta forma, obligamos a los hijos a tomar ciertos alimentos porque creemos que son beneficiosos para la salud, sin tener en cuenta de que si lo rechazan puede ser debido a que tengan una intolerancia. Por ejemplo, cuando rechazan ciertas frutas o verduras, o los lácticos, etc. El rechazo también puede deberse a que una adicción a otros productos, como al gluten y la leche. Se deberá entonces indagar de cuál de los dos casos se trata.
Consiste en eliminar un cierto alimento durante cierto tiempo y comprobar si existe una mejora. Luego se vuelve a reintroducir el alimento y se comprueba que hay un empeoramiento. En ese caso, se tiene la certeza que el alimento es perjudicial.
El problema de esta aproximación es que hay que tener suficiente fuerza de voluntad para eliminar un cierto alimento, sobretodo teniendo en cuenta que los alimentos a los que existe una intolerancia crean también una dependencia con el consecuente síndrome de abstinencia cuando se evitan.
El tiempo de evicción de un alimento para empezar a notar resultados depende del tipo de enfermedad y de la persona. Para alergias y transtornos digestivos el tiempo suele ser bastante corto, de una semana, pero para enfermedades crónicas inflamatorias se suele necesitar un período de prueba de unos 3 meses, y hasta 6 meses para neurológicas.
Este tipo de prueba es particularmente adecuado para los niños pequeños y bebés, de esta forma podemos evitar tener que pincharlos.
De la misma forma, en la fase de reintroducción se puede dar el caso que al principio no se presente ningún síntoma, pero después de unos cuantos meses de estar tomando de nuevo el alimento en cuestión vuelvan a aparecer los síntomas. Esto es debido a que los anticuerpos han disminuido durante la fase de eliminación, y a continuación van aumentando gradualmente durante la fase de reintroducción, y hasta que no llegan a una cantidad suficiente para provocar síntomas la intolerancia pasa inadvertida.
Así que idealmente, se debería hacer la dieta de eliminación/reintroducción con un sólo alimento a la vez, y con un espacio de unos 3 meses de media para cada uno. Es decir, 3 meses de tiempo de eliminación de un alimento, más 3 meses de reintroducción del mismo. A continuación, se hace el mismo proceso con un alimento diferente. Como se puede imaginar, este proceso resulta muchas veces inviable.
Como se ha mencionado, la reacción con la introducción de un alimento puede tardar cierto tiempo (semanas o meses) en empezar a manifestarse después de un tiempo de eliminación, pero cuando lo hace, la reacción se produce poco tiempo después de su ingestión, normalmente de unas horas a máximo 2 días. Aunque los efectos de un alimento pueden tardar varios días más en manifestarse. Por ejemplo, el tiempo desde la ingestión de azúcar hasta el desarrollo de lombrices intestinales acostumbra a ser de unos 5 a 7 días.
Las pautas que recomiendo seguir durante la reintroducción son las siguientes:
1.- Empezar la reintroducción muy lentamente, con dosis pequeñas del alimento, por ejemplo, una cucharadita.
2.- Esperar 2 días si se produce una reacción. Si no hay reacción, entonces aumentar gradualmente la cantidad del alimento y esperar 2 días más.
3.- Cuando se ha llegado a una cantidad normal del alimento, y no ha habido todavía reacción, continuar tomándolo pero sólo 1 o 2 veces a la semana. Tomar esta precaución durante 3 meses al menos.
4.- En este estadio, se puede reintroducir otro alimento de la misma forma.
5.- Evitar tomar durante el mismo día dos alimentos sospechosos de crear una reacción, dejar 2 días de espacio entre dos alimentos sospechosos. De esta forma, se pueden reintroducir hasta 3 alimentos diferentes durante 3 meses.
6.- Si existe una reacción, identificar qué alimento sospechoso fue el último que se tomó. Volver a eliminar ese alimento para comprobarlo.
7.- Pasados los 3 meses de reintroducción de un alimento sin problemas, se puede aumentar la frecuencia de la toma de éste si se desea. Continuar vigilando, de todas formas, durante un cierto tiempo, 1 mes por ejemplo, si no hay reacción al aumentar la frecuencia.
8.- Una vez se está seguro que el alimento se tolera sin ningún problema, se puede pasar a introducir otro alimento diferente.
Puede ser útil también seguir un diario donde se apunta todo lo que se come cada día y el estado de salud.
Para cada persona se puede recomendar un ritmo diferente: para la fase de eliminación, en algunas personas es mejor empezar eliminando todos los alimentos sospechosos de golpe desde el principio, en otros casos es mejor ir eliminando poco a poco uno a uno los alimentos sospechosos. Y para la fase de reintroducción en algunos casos se intuye que se podrá ir más rápido, sobretodo cuando la cantidad de alimentos que se ha tenido que eliminar es reducida y las enfermedades que desatan son leves, y en otros casos se irá más lentamente, sobretodo cuando las enfermedades asociadas son graves y hay una gran cantidad de intolerancias.
2.- Dieta de provocación
Se trata de aumentar muy lentamente la cantidad del alimento sospecho y observar si guarda relación con los síntomas, de forma que se experimenta un empeoramiento de los mismos.
Puede ser peligroso en ciertas enfermedades agudas. Pero puede ser la única opción si resulta imposible conseguir eliminar el alimento para hacer la prueba de eliminación/reintroducción.
3.- Análisis médicos de intolerancias
Existen diversos análisis de intolerancias alimentarias: sanguíneas de anticuerpos para intolerancias inmunitarias; respiratorias para los azúcares como la lactosa, sacarosa y fructosa; heces para el desequilibrio de la flora intestinal; urinarias para los péptidos opioides del gluten y la caseína, etc. Para saber más consulte esta página.
El inconveniente es que no se suelen encontrar todas las intolerancias, la ciencia no está suficientemente avanzada. A estas intolerancias que no se pueden encontrar con análisis se les llama “sensibilidades alimentarias”. Se conoce que existe la intolerancia porque la persona mejora al evitar el alimento, pero no aparece en ningún análisis una reacción de ningún tipo (inmunitaria, bacteriológica, enzimática, etc.)
En la mayoría de los casos los análisis suelen encontrar las intolerancias más importantes, pero luego, es la persona la que debe continuar investigando los detalles de cuál debe ser su alimentación.
4.- Terapias energéticas
Existen muchas terapias energéticas para detectar bloqueos energéticos a diferentes alimentos: la quinesiología, el método NAET, bioresonancia, etc. Son métodos que requieren mucho tiempo, ya que se testea pocos alimentos en cada sesión, suelen encontrar algunas intolerancias, pero considero que los análisis médicos son más precisos, fiables y rápidos. En contrapartida, durante la misma sesión, se realiza un tratamiento para intentar sanar este bloqueo energético. Antes de probarlo, os aconsejo hablar con alguna persona que haya seguido el tratamiento. Personalmente, mi duda es si se trata de un método natural que, al igual que la medicina convencional, sólo “apaga” las señales de alarma que el cuerpo envía indicando que existe un problema, pero la causa real del problema sigue allí.
La ventaja es que no es invasivo, por lo que es interesante para los niños.
Cuestiones a tener en cuenta cuando se hace la dieta de eliminación y reintroducción
1.- Tiempo de tránsito intestinal
El tiempo del tránsito intestinal, desde la ingestión del alimento hasta que llega al ano, puede diferir mucho dependiendo del tipo de comida y de lo rápido o lento que sea el tránsito intestinal de la persona. La carne tarda mucho más tiempo en digerirse que los carbohidratos, y éstos más tiempo que la fruta y la verdura. Se puede considerar que normalmente para una comida que contenga verdura, carbohidratos y proteínas, se tarda entre 12 y 24 horas, pero en algunas personas, sobretodo las mujeres, puede llegar a las 48 horas. Así que la reacción a una comida puede tardar más de 2 días en producirse.
Pero los efectos de un alimento pueden tardar varios días más en manifestarse. Por ejemplo, el tiempo desde la ingestión de azúcar hasta el desarrollo de lombrices intestinales acostumbra a ser de unos 5 a 7 días.
2- Intolerancia a substancias
Las intolerancias pueden deberse a ciertas substancias presentes en varios alimentos, por ejemplo, a la histamina presente en el pescado, cerdo, algunas frutas y verduras, todos los productos fermentados (carne, verduras, leche, etc), chocolate, marisco, etc. Otro ejemplo sería cuando debido una infección por levaduras, existe una intolerancia a todos los carbohidratos y azúcares, presentes en los productos lácticos, cereales, legumbres, frutas y frutos secos.
En otros casos, las intolerancias son tan específicas como a una cierta variedad de un alimento, por ejemplo, únicamente a las patatas rojas, o a las judías peronas.
También se puede tratar simplemente de la forma de cocción, por ejemplo, a los fritos, o al aceite utilizado para cocinar o para aliñar.
O también puede existir una alergia a alguno de los materiales que se utiliza en la cocina o en el envoltorio de los alimentos. Cabe destacar el aluminio, debido a que es uno de los adyuvantes en las vacunas, se puede ser hipersensible a este metal; y el mercurio, el metal pesado más tóxico, presente en el pescado azul grande, en las vacunas, amalgamas, termómetros rotos, algunas industrias, etc.
En cuanto a los tóxicos, afortunadamente el cuerpo tiene la capacidad de eliminarlos. Pero debido a ciertas circunstancias, ciertas personas eliminan más difícilmente los tóxicos, o bien, desarrollan una hipersensibilidad a ciertos productos, sobretodo cuando la exposición es crónica. Identificar este tipo de intoxicaciones es realmente difícil. Incluso se puede tratar de una hipersensibilidad electromagnética. Existen también análisis para determinar una intoxicación o una hipersensibilidad a una substancia, pero a partir de entonces, encontrar la fuente es una tarea muy difícil, ya que nos encontramos envueltos de metales pesados en todas partes. En este artículo se exponen las principales fuentes de tóxicos y cómo evitarlos. A veces sólo hay una solución: ¡irse a vivir en una cabaña en el campo, criar su propia res y cultivar su verdura!
3.- Cantidad, frecuencia y combinaciones.
La intensidad de las enfermedades causadas por algunas intolerancias suelen depender de la cantidad y de la frecuencia del alimento ingerido durante la semana. También pueden surgir intolerancias debido a malas combinaciones entre alimentos. Así por ejemplo, es preferible evitar carbohidratos y proteinas en una misma comida. Y las frutas también es mejor tomarlas separadas de cualquier otro alimento.
4.- Adicciones-intolerancias
Normalmente, se desarrolla una adicción a los alimentos a los cuales se es intolerante. Al empezar la dieta de evicción de un alimento al que se es intolerante se suele producir un empeoramiento temporal al principio, el cual puede durar de unas semanas a meses, según la persona. Se trata del llamado síndrome de abstinencia y síndrome de extinción. Estos síndromes se explican a partir de varias teorías:
4.1. Algunos de los alimentos a los que se es intolerante, gluten y caseina principalmente, producen una dependencia ya que producen péptidos opioides que actúan como el opio o la morfina.
4.2. La intolerancia produce una inflamación, la cual se contrarresta con la producción intrínseca de endorfinas, que son las substancias del bienestar. Cuando la inflamación ya no existe, no hay producción de endorfinas, no hay sensación de bienestar.
4.3. Al evitar los alimentos intolerantes que alimentaban las bacterias indeseables del intestino, éstas se mueren de hambre, y al morir liberan gran cantidad de toxinas, las cuales producen el empeoramiento de los síntomas. Es el síndrome de extinción.
4.4. Las bacterias indeseables que se alimentan de los alimentos intolerantes envían señales al cerebro para que la persona continúe comiendo esos alimentos que las están nutriendo.
Como regla general, un alimento al que no se es intolerante no produce ningún efecto importante en la salud cuando se elimina. Por ejemplo, cuando dejamos de comer cierta fruta o verdura porque se acaba la temporada no se siente ningún empeoramiento ni mejora. En cambio, la mayoría de personas experimentan un impacto importante en la salud al poco tiempo de dejar de tomar cereales con gluten, productos lácticos, azúcar, café, chocolate, etc.
5.- Acabar con las adicciones-intolerancias
Acabar con las adicciones-intolerancias a la comida es muy difícil. Es habitual que cuando se eliminan los alimentos a los que un niño está adicto, entonces empieza a gustarle más otro tipo de comida, con lo cual se hace cada vez más fácil. Frecuentemente los niños sólo quieren comer carbohidratos, azúcares y lácticos, que suelen ser los productos a los que están adictos. Cuando se eliminan estos productos, los niños empiezan a aceptar sin problemas la verdura, fruta, carne, pescado, huevos, etc.
Las técnicas que se pueden utilizar para acabar con una adicción son variadas. En los niños simplemente la autoridad parental es suficiente, sólo requiere valor de parte de los padres. En los adultos es más complejo, normalmente se necesita ayuda de los familiares, y también el soporte de otro tipo de terapias psicoterapéuticas, hipnosis, PNL, etc.
6.- Intolerancias emmascaradas
Algunas intolerancias enmascaran otras. Así por ejemplo, la intolerancias a los cereales suelen provocar como consecuencia otras intolerancias a otros alimentos, como a las buenas grasas, debido a que la proliferación bacteriana derivada del exceso de carbohidratos inhibe también la correcta función del hígado y provoca una deficiencia en la digestión de los lípidos. Así que muchas personas creen tener una intolerancia a las grasas o aceites, cuando en realidad la causa puede ser una intolerancia a los cereales.
Muchas veces un cierto alimento no sienta bien y la causa no es el alimento en sí, sino otras circunstancias que hacen que haya una mayor sensibilidad a ese alimento. Los factores que influyen en ello pueden ser muy variados: el estrés, el cansancio, otras intolerancias alimentarias, pero también la forma en que ha sido cocinado, la calidad del alimento, el aceite, la grasa o la salsa que se ha utilizado, etc.
La mayoría de mis pacientes se compadecen de que al evitar el gluten empiezan a tener más problemas gastro-intestinales, mientras que el resto de problemas de salud, sean dolores, alergias, infecciones, etc., disminuyen ostensiblemente. No se conoce exactamente la razón, pero seguramente lo que sucede es que al eliminar el gluten el cuerpo se “despierta”, deja de estar “drogado”, y siente más fácilmente cuando otros alimentos son perjudiciales. Así por ejemplo, a veces las frutas empiezan a dar problemas digestivos, con hinchazón y gases, cuando anteriormente no sucedía. Seguramente también existía anteriormente una intolerancia a la fructosa, pero la persona no se daba cuenta.
7.- De las mayores a las pequeñas intolerancias
Se puede tardar varios años en encontrar toda la lista de alimentos intolerantes. Se empieza con las grandes familias: gluten, lácticos, frutos secos, huevos,… y después se van encontrando los pequeños detalles, por ejemplo, la manzana y la pera, la col roja, etc.
Cambiar con las rutinas diarias puede ayudar a encontrar intolerancias. Aprovechar los fines de semana, los períodos de vacaciones o viajes para comprobar si los síntomas cambian de intensidad: aumentan o disminuyen. Puede dar una pista de cuál es la causa o el origen de la enfermedad al que se está expuesto en la vida cotidiana y que es diferente durante las vacaciones.
8.- Progreso de las intolerancias
Una vez se han identificado las intolerancias, éstas pueden evolucionar a lo largo del tiempo, sobretodo si no se repara el intestino. Es lo que suele suceder al substituir, por ejemplo, el gluten que provoca la enfermedad celíaca por cereales sin gluten para celíacos como el maíz o el arroz. Después de cierto tiempo de tomar estos cereales aparece una intolerancia a éstos también. La explicación a este suceso es que las intolerancias, sobre todo las inmunitarias, aparecen debido al síndrome del intestino permeable (leaky gut), una condición en la que el intestino está “agujereado” y deja pasar a su través proteínas parcialmente digeridas, las cuales son identificadas como invasores por el cuerpo y activan las defensas. Así que la persona se vuelve intolerante a más y más alimentos con el tiempo. Así que es necesario reparar el síndrome del intestino permeable para acabar con las intolerancias, tomando ciertos alimentos terapéuticos como los alimentos lacto-fermentados, los caldos de carne y pescado, zumos de verduras y frutas, y quizás también ciertos complementos como probióticos y ácidos grasos esenciales.
9.- Intolerancias en niños
Si se trata de un niño enfermo, existe una doble problemática. Por un lado no es agradable tener que “pinchar” a un niño para hacer análisis de intolerancias, y por otro lado, los niños ofrecen una enorme resistencia a los cambios de alimentación, y más todavía si se trata de una adicción, cosa que acostumbra a pasar (a los azúcares, a los carbohidratos, a las sodas, etc). Los padres desearían conocer de antemano la dieta que le conviene a su hijo, tener la certeza que con el coste que supone cambiar la alimentación, la guerra que supone, va a valer la pena. Por desgracia, la ciencia de la nutrición no está suficientemente avanzada como para que el terapeuta-nutricionista pueda afirmar con seguridad el éxito de una dieta, pero existen ciertas dietas tipo que suelen funcionar para la mayoría de patologías que presentan los niños, avaladas por centenares de casos con éxito, como por ejemplo la dieta GAPS para enfermedades psicológicas y neurológicas. Siempre vale la pena probarlo.
A veces nos obcecamos en comer un cierto alimento porque creemos que es muy beneficioso para la salud, como por ejemplo, el mito de tomar mucha leche para tener mucho calcio. Resulta que si existe una intolerancia a la leche, el desarrollo de bacterias indeseables hará que todo ese calcio no se absorba, y al contrario, la leche está alimentando esas bacterias. De esta forma, obligamos a los hijos a tomar ciertos alimentos porque creemos que son beneficiosos para la salud, sin tener en cuenta de que si lo rechazan puede ser debido a que tengan una intolerancia. Por ejemplo, cuando rechazan ciertas frutas o verduras, o los lácticos, etc. El rechazo también puede deberse a que una adicción a otros productos, como al gluten y la leche. Se deberá entonces indagar de cuál de los dos casos se trata.