Puedes hacer todos los ejercicios para mejorar la memoria disponibles en el mercado, y todas las terapias de estimulación sensorial y del desarrollo posibles; pero si el cerebro no dispone de los elementos básicos que permiten fijar esta información, resultará bastante difícil poder avanzar. Sería como si el mejor arquitecto del mundo no pudiera disponer de los materiales necesarios para construir las casas.
Desde pequeños hemos aprendido una serie de ideas respecto a lo que se considera una dieta sana, y todos seguimos, en mayor o menor grado, estas ideas, las cuales difieren según el país, familia, cultura, etc. Pero, ¿podría ser que quizás estas creencias sobre lo que es una dieta sana no sean, después de todo, tan sanas …?
Como especialista en nutrición para trastornos psicológicos, neurológicos y del comportamiento, he sido testimonio de cómo la nutrición siempre mejora el rendimiento del cerebro, e incluso, se pueden llegar a restablecer las funciones normales después de padecer numerosas patologías que afectan este órgano.
Nuestro cerebro no tiene necesidades diferentes del resto del cuerpo. Necesita energía que le suministra la glucosa; los elementos constructores de las neuronas a partir de los aminoácidos y ácidos grasos; las vitaminas y minerales para soportar las reacciones bioquímicas; y agua.
Todos estos nutrientes proceden de los alimentos que tomamos, y del reciclaje de los tejidos dañados del cuerpo (sí, ¡nuestro cuerpo es muy ecológico!). Así que nos fijarnos en la dieta para suministrarle al cuerpo lo que creemos que necesita. Pero olvidamos que estos nutrientes deben digerirse correctamente, transformarse, absorberse, entregarse al cerebro, integrarse en las células, y los residuos de todas estas actividades deben eliminarse.
Cuando planificamos las comidas, debemos pensar no tan sólo en proveer los alimentos que el cerebro necesita, sino también debemos tener en cuenta todos estos procesos que deberán seguir desde la boca hasta el cerebro. Y evitar ingerir todas aquellas substancias que puedan perturbar el correcto funcionamiento de los diferentes sistemas que realizan estos procesos: el sistema digestivo, el sistema circulatorio y el sistema de desintoxicación.
A continuación detallamos cómo favorecer el buen funcionamiento de estos sistemas con una buena alimentación.
Además, el tiempo de transporte y almacenaje de la producción desde el campo hasta el plato también es muy importante. Por ejemplo, la pérdida de vitamina C es de un 50% las 24 horas después de la cosecha. Las judías verdes experimentan una pérdida de un 45% de nutrientes desde el campo hasta el plato, y la coliflor sufre una pérdida del 25%.
Por esta razón es mejor consumir productos orgánicos, local y de temporada.
Otro tema en relación con los nutrientes son los productos integrales o completos. Los productos refinados como el azúcar y la harina refinada deben ser eliminados porque están desprovistos de numerosos minerales, vitaminas y fibra que se encuentran en la cáscara de los granos. Pero como veremos en la siguiente sección, la consumición de cereales completos puede conllevar algunos problemas debido a su alto contenido en anti-nutrientes, el cual es más elevado en granos completos que en los refinados. Así que es mejor eliminar todos los granos por completo.
En los alimentos procesados los nutrientes están destruidos, alterados o modificados de forma que se han vuelto inservibles para el organismo. Además, contienen aditivos y otras substancias dañinas. La comida tradicional casera es infinitamente mejor.
Cuando se habla de nutrición para el cerebro es importante prestar una especial atención a las grasas. El cerebro está compuesto por un 60% de grasas. Así que el tipo de grasas que ingerimos es importante para la salud del cerebro. En este sentido, es importante evitar cualquier tipo de aceites y grasas que se han utilizado para freír a altas temperaturas. La estructura de las grasas empieza a degradarse cuando humean. Las grasas saturadas, como la mantequilla, las mantecas animales y el aceite de coco y de palma, resisten mejor las altas temperaturas, mientas que las grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva, resisten un poco peor el calor; y los más delicados son los aceites poliinsaturados, como el aceite de girasol, colza, maíz, sésamo, nueces, etc. También es importante eliminar completamente las grasas hidrogenadas industriales y las grasas TRANS de las margarinas y productos de bollería industrial.
Nuestro cuerpo necesita grasas saturadas e insaturadas, pero hasta ahora, solamente se han identificado 2 ácidos grasos esenciales como fuentes externas, porque el cuerpo no puede manufacturarlos: el ácido linoleico omega 6 y el ácido alfa-linolénico omega 3 (9). El resto de ácidos grasos puede derivarse de estos dos. Así que es importante proveer buenas fuentes de estas grasas, los cuales pueden encontrarse en cualquier alimento completo en mayor o menor cantidad (granos integrales, frutos secos, verduras, pescado, carne, huevos, frutas …)
Es sumamente importante la proporción entre estos dos ácidos grasos esenciales: omega 6 respecto omega 3. El ratio ideal sería de 1:1 o 2:1 (16); valores superiores aumentan progresivamente el riesgo de desarrollar enfermedades inflamatorias. Así que los alimentos que contienen un exceso de omega 6 respecto omega 3 no son óptimos para la salud, cosa que sucede en los cereales, en la mayoría de frutos secos y semillas, y en todo tipo de productos animales que haya sido alimentado con granos en vez de hierba y verduras. Para conocer más sobre las grasas leer este otro artículo.
El cerebro y el intestino están conectados. El intestino es la primera etapa en el proceso de tratar los nutrientes que alimentarán el cerebro. Pero como veremos, el intestino puede convertirse también en una fuente de toxicidad para el cerebro.
También se dice que el intestino es nuestro segundo cerebro. El 90% de serotonina y el 50% de dopamina de nuestro cuerpo se produce en el intestino.
Numerosas substancias pueden perturbar el correcto funcionamiento del sistema digestivo, inhibiendo la función enzimática, las cuales son las “tijeras” que descomponen los alimentos en substancias elementales. A continuación damos una lista de las substancias que pueden incidir más desfavorablemente en la función digestiva:
Otro problema que hay que considerar cuando escogemos nuestra comida diaria es si somos capaces de segregar las enzimas para digerir aquella comida. Algunos alimentos son, de por sí, indigeribles por los humanos. Por ejemplo, nosotros podemos segregar algunos tipos de enzima del tipo amilasa para digerir los almidones, pero nuestra capacidad es muy limitada, comparada con algunas aves las cuales pueden digerir incluso los almidones de los granos crudos. Muchos de las substancias que se encuentran en alimentos que se toman habitualmente en todo el mundo son, de hecho, indigeribles, como por ejemplo:
Todos estos alimentos que no pueden ser digeridos por nuestras enzimas, son entonces digeridos por diferentes cepas de microorganismos que se desarrollan en el intestino. Estas bacterias, o incluso protozoos y lombrices, se alimentan de la comida que no se puede digerir, y producen como residuos de su digestión gases y toxinas, llamadas metabolitos orgánicos, que pueden conllevar una larga lista de enfermedades en diferentes partes del cuerpo.
En el cerebro, algunos metabolitos son particularmente peligrosos, como los péptidos opioides procedentes del gluten y la caseína (leer más aquí ). El acetaldehído y el alcohol producido por levaduras y hongos en el intestino; las neurotoxinas de los clostridios con efecto parecido al tétanos; la histamina y otras aminas; etc. Los problemas relacionados con estas toxinas son muy diferentes: desde una moderada pérdida de memoria o perturbaciones del sueño, hasta la más aguda enfermedad psiquiátrica. En el libro de la Dra. Campbell-McBride (2) se detallan los efectos de todas estas toxinas. Dr. Campbell-McBride propone seguir la dieta GAPS para sanar todo tipo de patologías psicológicas y neurológicas.
El desequilibrio de la flora intestinal afecta también a la síntesis y metilación de las vitaminas K y del grupo B, las cuales tienen un papel muy importante en la función cerebral.
Otra consecuencia de los problemas derivados de la mala digestión de los alimentos es la inflamación. La inflamación aparece cuando algunos de los alimentos parcialmente digeridos cruzan la pared intestinal debido al síndrome del intestino hiperpermeable (leaky gut en inglés). Otras substancias indeseables que pueden acabar en la sangre son los tóxicos, bacterias, y virus. Entonces, estas substancias disparan una reacción inmunitaria en el organismo, es decir, una inflamación, la cual es el origen de un estrés oxidativo con la consecuente producción de radicales libres, los cuales dañan los tejidos. Cuando esta inflamación sucede en el cerebro puede conllevar patologías psicológicas, neurológicas y del comportamiento. Y todos estos problemas pueden aparecer sin la necesidad de que se manifieste ningún síntoma gastro-intestinal. (1)
También es importante tener en cuenta la energía dedicada a la digestión, a expensas de la energía de otras partes del cuerpo, como el cerebro. Leer en este otro artículo más detalles sobre la energía.
Cuando la comida ha sido digerida, los glúcidos, aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas y minerales han de atravesar la pared intestinal para llegar a la sangre. Este proceso llamado absorción es realizado por las células intestinales. Pero éstas células pueden ser dañadas por algunas substancias presentes en la comida, como el gluten y lectinas de los cereales y legumbres (1); el mercurio de los amalgamas dentales; los antibióticos y anti-inflamatorios; pesticidas; y una larga lista de substancias químicas. (2)
Algunos alimentos pueden dañar el aparato circulatorio, impidiendo el flujo sanguíneo hasta el cerebro y en el cerebro mismo.
Dr. Perlmutter (1) explica que uno de los problemas principales que perturba la circulación sanguínea y perjudica la función cerebral es el fenómeno llamado glicación de las proteínas. La glicación se produce cuando azúcares se unen a proteínas (como la hemoglobina), volviéndolas inservibles y dañando los tejidos: vasos sanguíneos, órganos, piel, etc. Esto sucede cuando existe demasiados azúcares en la sangre, lo cual se produce debido a una dieta demasiado rica en carbohidratos y azúcares. Un estudio en la clínica Mayo muestra que en las dietas ricas en carbohidratos, se multiplica por cuatro el riesgo de desarrollar disfunciones cognitivas como problemas de memoria, del lenguaje, del pensamiento y razonamiento.
El colesterol es un tema controvertido concerniendo su efecto sobre el sistema cardiovascular. En medicina convencional se culpa al colesterol de ser uno de los mayores causantes de problemas cardiovasculares. Pero muchos estudios han demostrado que de hecho, las personas con colesterol alto viven más años, y el colesterol es una grasa necesaria para el cerebro. (1) Nuestro hígado produce el 75% del colesterol, así que aunque se disminuya la aportación de colesterol en la comida, el colesterol sanguíneo continuará siendo elevado.
La Dra. Campbell-McBride (8) afirma que el colesterol es una substancia que sirve para reparar los tejidos, como los vasos sanguíneos, y que si la tasa de colesterol sanguínea es demasiado elevada se debería buscar la razón por la que algunos tejidos están sufriendo tanto desgaste. La Dra. Campbell-McBride ideó la dieta GAPS para tratar todo tipo de enfermedades psicológicas y neurológicas, donde los carbohidratos, féculas y azúcares se eliminan completamente y se recomienda tomar una gran cantidad de grasas animales.
El Dr. Perlmutter (1) muestra que en un estudio sobre el efecto del colesterol sobre el Párkinson, las personas con el colesterol LDL inferior aumentaban el riesgo de padecer esta enfermedad degenerativa en un 350%. El LDL transporta el colesterol hacia las neuronas, el cual es necesario para su funcionamiento. Pero la molécula de LDL puede ser dañada por radicales libres resultantes de un proceso oxidativo, como el que se produce en dietas ricas en hidratos de carbono o en cualquier tipo de estrés físico o psicológico para el cuerpo. Este estrés oxidativo también daña los vasos sanguíneos, y es el responsable de enfermedades cardiovasculares que también impiden el correcto transporte de nutrientes al cerebro. El Dr. Perlmutter recomienda una dieta alta en grasas y colesterol, y permite una cantidad muy limitada de cereales sin gluten y de azúcares (lácteos y frutas incluidos).
El Dr. Graham (4) defiende que el problema de la glicación aparece cuando hay demasiadas grasas y azúcares al mismo tiempo en la sangre, porque las grasas vuelven la insulina inutilizable e impide que los azúcares puedan ser absorbidos por las células, aumentando la cantidad de azúcares en la sangre y favoreciendo la glicación. El Dr. Graham sostiene este argumento con el programa Pritikin (17), el cual está avalado por más de 100 estudios científicos. El Dr. Graham aboga por una dieta baja en grasas y alta en fruta, porque como seguidor de la corriente de Higiene Natural, considera que los hombres son fundamentalmente frugívoros (alimentación basada en frutas). Por el contrario, las dietas altas en grasas se basan en la ingesta de grandes cantidades de aceites vegetales y/o grasas animales concentrados, los cuales se extraen de productos naturales como olivas, frutos secos y semillas, a partir de un proceso de refinado mecánico más o menos industrial; mientras que el consumo de una cantidad razonable de productos naturales enteros ricos en grasas, como lo son algunas frutas (olivas, aguacates, coco), no supone ningún problema.
La conclusión es que las grasas y azúcares son incompatibles en una misma dieta. Ambas dietas, la alta en grasas y baja en carbohidratos como las dietas cetogénicas; y la alta en frutas y baja en grasas como las dietas frugívoras, muestran buenos resultados en prevenir y sanar enfermedades relacionadas con el cerebro y de otra índole. Personalmente, yo he obtenido mejores resultados con las dietas frugívoras, aunque las dietas cetogénicas son suficientes en muchos casos.
La solución más comúnmente adoptada para mejorar la circulación sanguínea es la suplementación con ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA) en forma de aceites de pescado. Se trata de un buen remedio, pero como toda medicina (natural o química) tiene sus efectos secundarios. Todo tipo de remedios que mejoran la circulación sanguínea también tienen un efecto anti-coagulante, el cual puede llegar a ser peligroso si la persona sufre un accidente, debido al riesgo de hemorragias. También baja la tensión arterial, afecta a los niveles de colesterol y puede causar deficiencias de vitamina E. (18) Se han fijado valores de seguridad para disminuir estos riesgos, pero a menudo los niveles terapéuticos para obtener un efecto apreciable en problemas relacionados con cerebro y enfermedades cardiovasculares supera estos valores de seguridad.
Siempre es mejor encontrar el origen del problema cardiovascular o neurológico, como puede ser, por ejemplo, la glicación o la inflamación debido a la ingesta de cereales, en vez de recurrir a remedios o suplementos.
Otras soluciones para mejorar la función cerebral, identificando los factores que perturban el flujo sanguíneo, son descritas por el Dr. Amen (3):
Respecto a las fuentes internas de toxicidad, la flora intestinal juega un papel muy importante. como ya se ha explicado en el apartado del sistema digestivo, las bacterias oportunistas indeseables producen una gran cantidad de toxinas. Cuidando la dieta, como ya se explicó en los apartados anteriores, es el primer paso hacia una flora intestinal sana y un cerebro sano.
Otro de los principales aspectos a priorizar es evitar el estreñimiento. Cuando el estreñimiento se instala, la comida fermenta y se pudre en el intestino, como consecuencia de la acción bacteriana. Para disfrutar de un tránsito intestinal regular, leer en este otro artículo diferentes medidas y soluciones a considerar.
En este sentido, es altamente recomendable eliminar todo tipo de cereales modernos y azúcares refinados. A partir de esta premisa, existen diferentes dietas con diferentes opiniones sobre las proteínas, grasas y frutas.
Una aproximación individual es la mejor solución para encontrar la mejor dieta adecuada a cada persona.
Bibliografía:
Desde pequeños hemos aprendido una serie de ideas respecto a lo que se considera una dieta sana, y todos seguimos, en mayor o menor grado, estas ideas, las cuales difieren según el país, familia, cultura, etc. Pero, ¿podría ser que quizás estas creencias sobre lo que es una dieta sana no sean, después de todo, tan sanas …?
Como especialista en nutrición para trastornos psicológicos, neurológicos y del comportamiento, he sido testimonio de cómo la nutrición siempre mejora el rendimiento del cerebro, e incluso, se pueden llegar a restablecer las funciones normales después de padecer numerosas patologías que afectan este órgano.
Nuestro cerebro no tiene necesidades diferentes del resto del cuerpo. Necesita energía que le suministra la glucosa; los elementos constructores de las neuronas a partir de los aminoácidos y ácidos grasos; las vitaminas y minerales para soportar las reacciones bioquímicas; y agua.
Todos estos nutrientes proceden de los alimentos que tomamos, y del reciclaje de los tejidos dañados del cuerpo (sí, ¡nuestro cuerpo es muy ecológico!). Así que nos fijarnos en la dieta para suministrarle al cuerpo lo que creemos que necesita. Pero olvidamos que estos nutrientes deben digerirse correctamente, transformarse, absorberse, entregarse al cerebro, integrarse en las células, y los residuos de todas estas actividades deben eliminarse.
Cuando planificamos las comidas, debemos pensar no tan sólo en proveer los alimentos que el cerebro necesita, sino también debemos tener en cuenta todos estos procesos que deberán seguir desde la boca hasta el cerebro. Y evitar ingerir todas aquellas substancias que puedan perturbar el correcto funcionamiento de los diferentes sistemas que realizan estos procesos: el sistema digestivo, el sistema circulatorio y el sistema de desintoxicación.
A continuación detallamos cómo favorecer el buen funcionamiento de estos sistemas con una buena alimentación.
1) Aporte de alimentos ricos en nutrientes
Es necesario comer alimentos nutritivos. Es por este motivo que es importante consumir productos que se han cultivado en suelos ricos y sanos. Los suelos empobrecidos producen alimentos pobres en nutrientes. Por ejemplo, los tomates cultivados en suelos mineralizados contienen cinco veces más calcio, 13 veces más magnesio, y 1.900 veces más hierro que los que se han cultivado en suelos pobres. (10)Además, el tiempo de transporte y almacenaje de la producción desde el campo hasta el plato también es muy importante. Por ejemplo, la pérdida de vitamina C es de un 50% las 24 horas después de la cosecha. Las judías verdes experimentan una pérdida de un 45% de nutrientes desde el campo hasta el plato, y la coliflor sufre una pérdida del 25%.
Por esta razón es mejor consumir productos orgánicos, local y de temporada.
Otro tema en relación con los nutrientes son los productos integrales o completos. Los productos refinados como el azúcar y la harina refinada deben ser eliminados porque están desprovistos de numerosos minerales, vitaminas y fibra que se encuentran en la cáscara de los granos. Pero como veremos en la siguiente sección, la consumición de cereales completos puede conllevar algunos problemas debido a su alto contenido en anti-nutrientes, el cual es más elevado en granos completos que en los refinados. Así que es mejor eliminar todos los granos por completo.
En los alimentos procesados los nutrientes están destruidos, alterados o modificados de forma que se han vuelto inservibles para el organismo. Además, contienen aditivos y otras substancias dañinas. La comida tradicional casera es infinitamente mejor.
Cuando se habla de nutrición para el cerebro es importante prestar una especial atención a las grasas. El cerebro está compuesto por un 60% de grasas. Así que el tipo de grasas que ingerimos es importante para la salud del cerebro. En este sentido, es importante evitar cualquier tipo de aceites y grasas que se han utilizado para freír a altas temperaturas. La estructura de las grasas empieza a degradarse cuando humean. Las grasas saturadas, como la mantequilla, las mantecas animales y el aceite de coco y de palma, resisten mejor las altas temperaturas, mientas que las grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva, resisten un poco peor el calor; y los más delicados son los aceites poliinsaturados, como el aceite de girasol, colza, maíz, sésamo, nueces, etc. También es importante eliminar completamente las grasas hidrogenadas industriales y las grasas TRANS de las margarinas y productos de bollería industrial.
Nuestro cuerpo necesita grasas saturadas e insaturadas, pero hasta ahora, solamente se han identificado 2 ácidos grasos esenciales como fuentes externas, porque el cuerpo no puede manufacturarlos: el ácido linoleico omega 6 y el ácido alfa-linolénico omega 3 (9). El resto de ácidos grasos puede derivarse de estos dos. Así que es importante proveer buenas fuentes de estas grasas, los cuales pueden encontrarse en cualquier alimento completo en mayor o menor cantidad (granos integrales, frutos secos, verduras, pescado, carne, huevos, frutas …)
Es sumamente importante la proporción entre estos dos ácidos grasos esenciales: omega 6 respecto omega 3. El ratio ideal sería de 1:1 o 2:1 (16); valores superiores aumentan progresivamente el riesgo de desarrollar enfermedades inflamatorias. Así que los alimentos que contienen un exceso de omega 6 respecto omega 3 no son óptimos para la salud, cosa que sucede en los cereales, en la mayoría de frutos secos y semillas, y en todo tipo de productos animales que haya sido alimentado con granos en vez de hierba y verduras. Para conocer más sobre las grasas leer este otro artículo.
2) El sistema digestivo y la conexión cerebro-intestino
“Toda enfermedad empieza en el intestino”, dijo Hipócrates hace más de 2000 años.El cerebro y el intestino están conectados. El intestino es la primera etapa en el proceso de tratar los nutrientes que alimentarán el cerebro. Pero como veremos, el intestino puede convertirse también en una fuente de toxicidad para el cerebro.
También se dice que el intestino es nuestro segundo cerebro. El 90% de serotonina y el 50% de dopamina de nuestro cuerpo se produce en el intestino.
Numerosas substancias pueden perturbar el correcto funcionamiento del sistema digestivo, inhibiendo la función enzimática, las cuales son las “tijeras” que descomponen los alimentos en substancias elementales. A continuación damos una lista de las substancias que pueden incidir más desfavorablemente en la función digestiva:
* Anti-nutrientes como fitatos, oxalatos y saponinas que se encuentran el legumbres (habas, lentejas, garbanzos, guisantes, soja), cereales, frutos secos y pipas. Estos anti-nutrientes se reducen en gran medida al ser sometidos a procesos culinarios, como la fermentación, el remojo, la garminación y la cocción; pero aún y así, la cantidad de anti-nutrientes que permanece est todavía considerable y puede inhibir la digestión en gran medida. En este otro artículo se encuentra información detallada respecto a los anti-nutrientes.
* Vinagre: el ácido acético es un potente inhibidor digestivo de los hidratos de carbono (féculas, cereales y azúcares)
* Alcohol: impide la digestión de las proteínas
* Medicinas: como los anti-ácidos e inhibidores de la bomba de protones, inhiben la producción de ácido clorhídrico, por lo que se impide la digestión de las proteínas.
Pero no solamente lo que comemos importa; la forma de comer es incluso más importante. Si comemos de forma apresurada, la cantidad de comida es excesiva, o con demasiada frecuencia, o en combinaciones inadecuadas, incluso los alimentos más sanos del mundo pueden convertirse en perjudiciales. El error más frecuente en la mayoría de las personas es comer excesivamente, aunque sean verduras. Leer más sobre estos factores en este otro artículo.* Vinagre: el ácido acético es un potente inhibidor digestivo de los hidratos de carbono (féculas, cereales y azúcares)
* Alcohol: impide la digestión de las proteínas
* Medicinas: como los anti-ácidos e inhibidores de la bomba de protones, inhiben la producción de ácido clorhídrico, por lo que se impide la digestión de las proteínas.
Otro problema que hay que considerar cuando escogemos nuestra comida diaria es si somos capaces de segregar las enzimas para digerir aquella comida. Algunos alimentos son, de por sí, indigeribles por los humanos. Por ejemplo, nosotros podemos segregar algunos tipos de enzima del tipo amilasa para digerir los almidones, pero nuestra capacidad es muy limitada, comparada con algunas aves las cuales pueden digerir incluso los almidones de los granos crudos. Muchos de las substancias que se encuentran en alimentos que se toman habitualmente en todo el mundo son, de hecho, indigeribles, como por ejemplo:
* Algunos oligosacáridos presentes en las legumbres, los cuales no se eliminan completamente con el procesado culinario. (12), (13)
* La proteína de los cereales modernos (gliadina del trigo, secalina del centeno, hordeína de la cebada, zeína del maiz, kafirina del sorgo, y panicina del mijo). Leer más sobre la imposibilidad de digerir los cereales modernos con el Dr. Seignalet. (11)
* Acrilamidas y HAP de carnes, aceites, cereales y cualquier tipo de comida tostada o quemada. La pasteurización, freír en altas temperaturas y la barbacoa son los peores métodos de cocción. En general, cuanto más elevada es la temperatura, más indigestible se convierte la comida.(14)
* La lactosa, para los adultos (2)
* Los aditivos (15)
Además, algunas personas padecen intolerancias alimentarias debido a la falta de algunas enzimas específicas por diferentes razones. La hipoclorhidria es un déficit de ácido clorhídrico en el estómago que impide la correcta digestión de proteínas; el déficit de amilasa segregada por el páncreas para digerir los almidones, debido a la fatiga adrenal; el déficit de sacarasa y maltasa producido por las vellosidades del intestino cuando éste está dañado; la falta de bilis cuando ha habido una extracción de la vesícula biliar que afecta en la digestión de las grasas; etc.* La proteína de los cereales modernos (gliadina del trigo, secalina del centeno, hordeína de la cebada, zeína del maiz, kafirina del sorgo, y panicina del mijo). Leer más sobre la imposibilidad de digerir los cereales modernos con el Dr. Seignalet. (11)
* Acrilamidas y HAP de carnes, aceites, cereales y cualquier tipo de comida tostada o quemada. La pasteurización, freír en altas temperaturas y la barbacoa son los peores métodos de cocción. En general, cuanto más elevada es la temperatura, más indigestible se convierte la comida.(14)
* La lactosa, para los adultos (2)
* Los aditivos (15)
Todos estos alimentos que no pueden ser digeridos por nuestras enzimas, son entonces digeridos por diferentes cepas de microorganismos que se desarrollan en el intestino. Estas bacterias, o incluso protozoos y lombrices, se alimentan de la comida que no se puede digerir, y producen como residuos de su digestión gases y toxinas, llamadas metabolitos orgánicos, que pueden conllevar una larga lista de enfermedades en diferentes partes del cuerpo.
En el cerebro, algunos metabolitos son particularmente peligrosos, como los péptidos opioides procedentes del gluten y la caseína (leer más aquí ). El acetaldehído y el alcohol producido por levaduras y hongos en el intestino; las neurotoxinas de los clostridios con efecto parecido al tétanos; la histamina y otras aminas; etc. Los problemas relacionados con estas toxinas son muy diferentes: desde una moderada pérdida de memoria o perturbaciones del sueño, hasta la más aguda enfermedad psiquiátrica. En el libro de la Dra. Campbell-McBride (2) se detallan los efectos de todas estas toxinas. Dr. Campbell-McBride propone seguir la dieta GAPS para sanar todo tipo de patologías psicológicas y neurológicas.
El desequilibrio de la flora intestinal afecta también a la síntesis y metilación de las vitaminas K y del grupo B, las cuales tienen un papel muy importante en la función cerebral.
Otra consecuencia de los problemas derivados de la mala digestión de los alimentos es la inflamación. La inflamación aparece cuando algunos de los alimentos parcialmente digeridos cruzan la pared intestinal debido al síndrome del intestino hiperpermeable (leaky gut en inglés). Otras substancias indeseables que pueden acabar en la sangre son los tóxicos, bacterias, y virus. Entonces, estas substancias disparan una reacción inmunitaria en el organismo, es decir, una inflamación, la cual es el origen de un estrés oxidativo con la consecuente producción de radicales libres, los cuales dañan los tejidos. Cuando esta inflamación sucede en el cerebro puede conllevar patologías psicológicas, neurológicas y del comportamiento. Y todos estos problemas pueden aparecer sin la necesidad de que se manifieste ningún síntoma gastro-intestinal. (1)
También es importante tener en cuenta la energía dedicada a la digestión, a expensas de la energía de otras partes del cuerpo, como el cerebro. Leer en este otro artículo más detalles sobre la energía.
Cuando la comida ha sido digerida, los glúcidos, aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas y minerales han de atravesar la pared intestinal para llegar a la sangre. Este proceso llamado absorción es realizado por las células intestinales. Pero éstas células pueden ser dañadas por algunas substancias presentes en la comida, como el gluten y lectinas de los cereales y legumbres (1); el mercurio de los amalgamas dentales; los antibióticos y anti-inflamatorios; pesticidas; y una larga lista de substancias químicas. (2)
3) Un buen transporte y entrega de nutrientes
El transporte de nutrientes y oxígeno hasta el cerebro debe realizarse correctamente.Algunos alimentos pueden dañar el aparato circulatorio, impidiendo el flujo sanguíneo hasta el cerebro y en el cerebro mismo.
Dr. Perlmutter (1) explica que uno de los problemas principales que perturba la circulación sanguínea y perjudica la función cerebral es el fenómeno llamado glicación de las proteínas. La glicación se produce cuando azúcares se unen a proteínas (como la hemoglobina), volviéndolas inservibles y dañando los tejidos: vasos sanguíneos, órganos, piel, etc. Esto sucede cuando existe demasiados azúcares en la sangre, lo cual se produce debido a una dieta demasiado rica en carbohidratos y azúcares. Un estudio en la clínica Mayo muestra que en las dietas ricas en carbohidratos, se multiplica por cuatro el riesgo de desarrollar disfunciones cognitivas como problemas de memoria, del lenguaje, del pensamiento y razonamiento.
El colesterol es un tema controvertido concerniendo su efecto sobre el sistema cardiovascular. En medicina convencional se culpa al colesterol de ser uno de los mayores causantes de problemas cardiovasculares. Pero muchos estudios han demostrado que de hecho, las personas con colesterol alto viven más años, y el colesterol es una grasa necesaria para el cerebro. (1) Nuestro hígado produce el 75% del colesterol, así que aunque se disminuya la aportación de colesterol en la comida, el colesterol sanguíneo continuará siendo elevado.
La Dra. Campbell-McBride (8) afirma que el colesterol es una substancia que sirve para reparar los tejidos, como los vasos sanguíneos, y que si la tasa de colesterol sanguínea es demasiado elevada se debería buscar la razón por la que algunos tejidos están sufriendo tanto desgaste. La Dra. Campbell-McBride ideó la dieta GAPS para tratar todo tipo de enfermedades psicológicas y neurológicas, donde los carbohidratos, féculas y azúcares se eliminan completamente y se recomienda tomar una gran cantidad de grasas animales.
El Dr. Perlmutter (1) muestra que en un estudio sobre el efecto del colesterol sobre el Párkinson, las personas con el colesterol LDL inferior aumentaban el riesgo de padecer esta enfermedad degenerativa en un 350%. El LDL transporta el colesterol hacia las neuronas, el cual es necesario para su funcionamiento. Pero la molécula de LDL puede ser dañada por radicales libres resultantes de un proceso oxidativo, como el que se produce en dietas ricas en hidratos de carbono o en cualquier tipo de estrés físico o psicológico para el cuerpo. Este estrés oxidativo también daña los vasos sanguíneos, y es el responsable de enfermedades cardiovasculares que también impiden el correcto transporte de nutrientes al cerebro. El Dr. Perlmutter recomienda una dieta alta en grasas y colesterol, y permite una cantidad muy limitada de cereales sin gluten y de azúcares (lácteos y frutas incluidos).
El Dr. Graham (4) defiende que el problema de la glicación aparece cuando hay demasiadas grasas y azúcares al mismo tiempo en la sangre, porque las grasas vuelven la insulina inutilizable e impide que los azúcares puedan ser absorbidos por las células, aumentando la cantidad de azúcares en la sangre y favoreciendo la glicación. El Dr. Graham sostiene este argumento con el programa Pritikin (17), el cual está avalado por más de 100 estudios científicos. El Dr. Graham aboga por una dieta baja en grasas y alta en fruta, porque como seguidor de la corriente de Higiene Natural, considera que los hombres son fundamentalmente frugívoros (alimentación basada en frutas). Por el contrario, las dietas altas en grasas se basan en la ingesta de grandes cantidades de aceites vegetales y/o grasas animales concentrados, los cuales se extraen de productos naturales como olivas, frutos secos y semillas, a partir de un proceso de refinado mecánico más o menos industrial; mientras que el consumo de una cantidad razonable de productos naturales enteros ricos en grasas, como lo son algunas frutas (olivas, aguacates, coco), no supone ningún problema.
La conclusión es que las grasas y azúcares son incompatibles en una misma dieta. Ambas dietas, la alta en grasas y baja en carbohidratos como las dietas cetogénicas; y la alta en frutas y baja en grasas como las dietas frugívoras, muestran buenos resultados en prevenir y sanar enfermedades relacionadas con el cerebro y de otra índole. Personalmente, yo he obtenido mejores resultados con las dietas frugívoras, aunque las dietas cetogénicas son suficientes en muchos casos.
La solución más comúnmente adoptada para mejorar la circulación sanguínea es la suplementación con ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA) en forma de aceites de pescado. Se trata de un buen remedio, pero como toda medicina (natural o química) tiene sus efectos secundarios. Todo tipo de remedios que mejoran la circulación sanguínea también tienen un efecto anti-coagulante, el cual puede llegar a ser peligroso si la persona sufre un accidente, debido al riesgo de hemorragias. También baja la tensión arterial, afecta a los niveles de colesterol y puede causar deficiencias de vitamina E. (18) Se han fijado valores de seguridad para disminuir estos riesgos, pero a menudo los niveles terapéuticos para obtener un efecto apreciable en problemas relacionados con cerebro y enfermedades cardiovasculares supera estos valores de seguridad.
Siempre es mejor encontrar el origen del problema cardiovascular o neurológico, como puede ser, por ejemplo, la glicación o la inflamación debido a la ingesta de cereales, en vez de recurrir a remedios o suplementos.
Otras soluciones para mejorar la función cerebral, identificando los factores que perturban el flujo sanguíneo, son descritas por el Dr. Amen (3):
* La cafeína y la nicotina son substancias vaso-constrictoras. El estrés tiene efecto vaso-constrictor también.
* Dormir insuficientemente, y la falta de ejercicio limitan el flujo sanguíneo.
* Las drogas, el alcohol, el tabaco y las tóxicos ambientales, sobretodo los disolventes, tienen un efecto especialmente tóxico para el cerebro.
* La deshidratación o una hidratación insuficiente impide también un correcto funcionamiento del cerebro.
* Dormir insuficientemente, y la falta de ejercicio limitan el flujo sanguíneo.
* Las drogas, el alcohol, el tabaco y las tóxicos ambientales, sobretodo los disolventes, tienen un efecto especialmente tóxico para el cerebro.
* La deshidratación o una hidratación insuficiente impide también un correcto funcionamiento del cerebro.
4) Mantenerse limpio internamente
En la aproximación de la Higiene Natural, la toxemia es la principal responsable de todas las enfermedades. Cuando los desechos tóxicos no son eliminados correctamente de los tejidos, entonces las células sufren un daño debido a la toxicidad ácida y la falta de oxígeno y nutrientes. Cuando la acumulación de desechos en el fluido intersticial que baña las células, procedente de una producción interna o fuentes externas, es más rápida que el proceso de eliminación, aparece la toxemia.
Se ha demostrado que la mayoría de personas con enfermedades neurológicas tienen algún tipo de problema en el sistema de desintoxicación. Se han encontrado diferentes polimorfismos genéticos asociados a un fallo de desintoxicación que están relacionados con enfermedades neurológicas (6). En particular, el gen APOE está estrechamente relacionado con el Alzheimer. (7) En estas personas con sistema de desintoxicación deficiente, es necesario prestar una especial atención en evitar las fuentes de toxicidad, tanto externas como internas. Esto significa vigilar todos las fuentes de toxicidad del entorno de la persona: comida, aire, agua, piel, radiaciones, etc. En este otro artículo se detallan las diversas posibles fuentes externas de toxicidad.Respecto a las fuentes internas de toxicidad, la flora intestinal juega un papel muy importante. como ya se ha explicado en el apartado del sistema digestivo, las bacterias oportunistas indeseables producen una gran cantidad de toxinas. Cuidando la dieta, como ya se explicó en los apartados anteriores, es el primer paso hacia una flora intestinal sana y un cerebro sano.
Otro de los principales aspectos a priorizar es evitar el estreñimiento. Cuando el estreñimiento se instala, la comida fermenta y se pudre en el intestino, como consecuencia de la acción bacteriana. Para disfrutar de un tránsito intestinal regular, leer en este otro artículo diferentes medidas y soluciones a considerar.
Conclusión:
Para disfrutar del funcionamiento óptimo del cerebro es importante seguir un estilo de vida y una nutrición sanos, que tomen en consideración no tan sólo proveer de nutrientes el cerebro, sino también cuiden el sistema digestivo, circulatorio y de eliminación.En este sentido, es altamente recomendable eliminar todo tipo de cereales modernos y azúcares refinados. A partir de esta premisa, existen diferentes dietas con diferentes opiniones sobre las proteínas, grasas y frutas.
Una aproximación individual es la mejor solución para encontrar la mejor dieta adecuada a cada persona.
Bibliografía:
- Dr. Perlmutter, “Cerebro de pan”
- Dr. Natasha Campbell-McBride, “Gut and Psychology syndrome”
- Dr. Amen, “Magnificent mind at any age”
- Dr. Graham, “The 80/10/10 Diet”
- Dr. Herbert Shelton, “Hygienic Systems Vol II”
- “A key role for an impaired detoxification mechanism in the etiology and severity of autism spectrum disorders”
- “Alzheimer's genes: Are you at risk?”
- Dr. Natasha Campbell-McBride “Put your heart in your mouth”
- “Discovery of essential fatty acids”
- Dr. Firman Rutgers University, 1948
- Dr. Jean Seignalet, “Alimentacion. La tercera medicina”
- “ Effect of soaking and cooking on the oligosaccharides and lectins in red kidney beans”
- “Oligosaccharide content and composition of legumes and their reduction by soaking, cooking, ultrasound, and high hydrostatic pressure”
- “The dangers of over-cooking your food”
- “Researcher Links Digestive Problems to Food Additive”
- “The importance of the ratio of omega-6/omega-3 essential fatty acids”
- “The science”
- Mayo Clinic, Drugs and Supplements “Omega-3 fatty acids, fish oil, alpha-linolenic acid”